En Thanjavur, la oficina de turismo nos recomendó ir para Chidambaram a ver el templo hindú y la zona pantanosa que allí se encuentra, con barcos-cama que hacen una ruta por ellos para ver su frondosidad y fauna. Así que nos dirigimos a Chidambaram en autobús público. ¡Vaya viaje! ¡Creo que fueron unas 5 horas de las 3 horas que nos dijeron al empezar! Terminamos con el culo plano y estresados de la conducción temeraria del conductor loco; esas frenadas constantes, claxon constante, golpes de volante constantes, calor constante, gritos humanos… ¡¡pfffffffffffffff!!
Y con los nervios de punta llegamos a Chidambaram; un pueblucho, como nos lo pareció a nosotros y puede que influidos por el estrés y el cansancio, pero un pueblucho. Un hotel fantasma. Otro hotel formado por una piscina y un montón de tochanas. Una oficina de turismo vacía. Como no hacíamos nada de bueno allí, decidimos seguir para Pondicherry (Puducherry) a ver qué nos encontrábamos, a pesar de la fama del lugar. Por lo que nos contaron, hay un templo en Chidambaram, pero no lo vimos ni ganas había, así que aquí tenéis un enlace a más información :P
Después de otro estresante viaje, llegamos a Pondicherry. La gente apretujándonos por todos lados, algunos riéndose de nosotros en hindi y un pica de lo más gritón y pesado. ¡Creo que tenía que batir un récord y lo consiguió; llegó a meter media India en un mismo autobús! ¡Qué tío! ¡Todo el viaje gritando a la gente y repitiendo “Pondy, Pondy!” con esa voz de soprano que tenía! ¡Unas ganas de empujarlo del autobús en marcha! Suerte que llegamos a Pondicherry y eso es otra India, la influencia francesa se nota mucho. Si la India hubiera sido francesa en vez de inglesa, otra India sería: calles pavimentadas, iluminación general, esquinas limpias, cerveza barata… es una ciudad europea en medio de la península índica.
La ciudad forma una región autónoma de la India y supongo que por su pasado colonial francés, bastante avanzada comparando con otros sitios visitados en la India. También creo que tiene una entrada grande de dinero con la cantidad de negocios del ashram de Sri Aurobindo que se encuentra en la ciudad y cerca de ella tiene su propia ciudad en constante crecimiento: Auroville.
Hicimos una ruta con el autobús turístico que no valió mucho la pena, pero nos llevaron a ver Auroville con las restricciones de acceso que conlleva el sitio. A mi parecer, un sitio para personas sin espíritu propio, que necesitan del grupo para tener fuerza, pero si les va bien para “sobrevivir en este duro mundo lleno de injusticias”, pues adelante, mientras no me impongan ningún tipo de creencia o idea solo recibirán respeto por mi parte; respect for me, respect for you.
Después nos llevaron al ashram propiamente dicho, en el centro de Pondicherry. Tuvimos que entrar descalzos porque aquí, en la India, los zapatos son considerados impuros e irrespetuosos, así como también se hace en casas personales y templos varios. Una vez en el ashram se debe mantener el silencio y pasar a ver la tumba de Madre, donde muchos se reúnen a su alrededor para meditar; a mí me pareció fanatismo. Disfrutamos de la tranquilidad de una ciudad limpia europea paseando por sus calles en bicicleta y hasta fuimos a un hotel colonial de lujo donde estuvimos la mar de bien. Es una buena ciudad para pasear y descansar a unos precios indios y vistas europeas.
Después de la ciudad francesa, fuimos a Mamallapuram (Mahabalipuram) para disfrutar de unos días tranquilos en la playa antes de entrar en la ciudad de Chennai. Como yo ya había estado un par de veces antes, sabía que era un buen lugar para playa, sol, agua y lectura. Se trata de un pequeño pueblo turístico alrededor de unas importantes ruinas hindúes, con un templo en la playa y un faro coronando la ciudad. También es sitio para hacer boulder, pero no lo probé, preferí playa.
El sol picaba de mala manera y tuvimos que ir con cuidado según qué horas. Me pasé una mañana haciendo fotos a los pescadores de la zona hasta que las mujeres del poblado me echaron a gritos, cansadas de verme por allí apuntándolas con mi cámara :P ¡Gajes del oficio! El pueblo es perfecto para langostas y otros mariscos, ya que en esta parte del mundo son relativamente muy baratos: gambas con jengibre y langostas tandoori… ¡más rico! ¡Mmmmm!
¡Saludos!