Ahora soy uno más, uno más de los millones y millones de personas que han visto el Taj Mahal :) Conseguí salir de Varanasi para plantarme en Agra en un plis plas. En el tren conocí a un sudafricano que va de ruta en bicicleta por la India de muy buen rollo.

La zona cerca del Taj Mahal está repleta de hoteles con restaurantes en los rooftops para poder disfrutar de las vistas al mausoleo y no hay que perderse ni una, así que hicimos una ruta de rooftop en rooftop probando sus comidas y sus bebidas. Ya probaré de publicar alguna foto pronto :)))

El Taj Mahal

Entré en el Taj Mahal el mismo día que llegamos, tarde por la tarde, cuando el sol salió de las nubes altas y coloreó toda la figura del monumento, para verlo. Impone su grandeza, simetría y trabajo. Una mezcla de rocas rojas y blancas hacen el conjunto del recinto, donde las grandes piedras son surcadas para incrustar otras de coloridas y pequeñas, dibujando flores sin igual, únicas. Lástima que no dejen subir a las torres, seguro que me sorprende aún más.

Detalle del Taj Mahal

Al día siguiente fuimos a ver las ruinas de Fatehpur Sikri, a 40km de la ciudad. Capital del imperio mogol hasta el 1585, se trata de un conjunto de edificios, muros y torres en bastante buen estado de conservación que también vale la pena visitar. Ocupando lo que abarca la vista encima de un monte, se puede pasear por las mismas calles por donde pasaron indios mogoles del siglo XVI (¡aún me acuerdo de los números romanos!). Este mismo detalle me hizo recordar las ruinas de Ercolano, en Nápoles, por donde romanos pasearon y trabajaron. No terminamos de ver todo, pero el hambre y el cansancio nos pudieron.

Me llamó la atención lo amables y buena gente que son los policías de la zona de Agra, parándose a saludarnos, preguntándonos, saludándonos por la calle… me sentí muy a gusto con ellos, mucho más que con cualquier otro en lo que llevo de India. Mis preguntas se respondieron cuando justo en las barracas policiales de la puerta este del Taj Mahal con el río encontramos plantas de cannabis silvestres. No solo allí, sino por toda la zona crecen. En Fatehpur Sikri también había.

Lo que pasa es que la zona es muy conocida, hablamos de Agra, ciudad que alberga el Taj Mahal, una de las maravillas del mundo. O sea, que se las saben largas con el turista y ¡no paran de atosigar! Los peores los niños; de todo tipo de castas, edades, niveles sociales… los turistas los han mal acostumbrado y venga a pedir bolis y galletas y lo que sea. Hasta los indios adultos les dan el toque para que paren de dar la lata. Al bajar de Fatehpur Sikri para el pueblo, un grupo de niños vino a nuestro encuentro. Les dimos una bolsa con fruta y se pelearon por ella; la rompieron, alguno se tiró al suelo, se tiraron de los cabellos… para darse cuenta de que era fruta y perdonarse mutuamente. ¡No había visto nada igual! Los niños no deben pedir, no es forma de vida, si no se acostumbran y prefieren pedir a usar la cabeza un poco.

Niños en la calle

De Agra para Delhi a pasar la noche y poder coger un avión por la mañana siguiente hacia Kochi, donde ahora mismo me encuentro. En Delhi dormí en una antigua mezquita reconvertida en un hotelucho. Llegando al rooftop se pueden ver las cúpulas típicas islámicas. Subí al punto más alto y de pronto escuché unos chillidos agudos muy cerca de mí, con lo que me asusté. Sentí como algo me tocaba la parte superior de mi cabeza y lo siguiente que recuerdo es mirar las escaleras para bajar y la cola triangular de un ave rapaz (milvinae) preparándose para girar y dirigirse hacia mí. Ya una vez corriendo por el tejado, lejos de las cúpulas donde supongo se escondían sus crías, me volvió a pasar rozando la cabeza acompañado de agudos chillidos. ¡El susto que me llevé! Pensaba que me sacaría un ojo, porque tan grande como para llevarme volando no creo :P

Lloviendo como la dejé, me voy a comer que es hora de cenar.

¡Saludos!