Barcas en el Ganges

Anclado en el puerto de Varanasi, me quedé engañado por la noche; un océano lleno de barcas pesqueras en el horizonte con un paseo cerca de la orilla que me recuerda a algún pueblo de la Costa Brava. El golfo de Varanasi lo llamo yo, un golfo sagrado tocado por aguas donde la gente se baña junto con búfalos y cenizas de almas ya desaparecidas. Un golfo sin olas pero con espuma de dudosa procedencia.

“Un baño una vez al año no hace daño”, un indio me dijo, pero paso tres días enfermo debido al chapuzón. Aquí todos enferman: indios, franceses, americanos… pero nada que no solucione una buena base de glucosa en polvo. Recordad, la gente viene aquí a morir; procesiones de familiares rapados van de templo en templo ocupando todo el ancho del callejón.

Entre el sonido de campanas, plegarias y el golpeo de ropa contra piedra se escuchan ofertas de hierba buena y barcas para cruzar el Ganges hacia el desierto temporal que se convierte en agua durante los meses del monzón. Una de las ciudades más antiguas del mundo donde los edificios se amontonan, cuánta historia esconden, cuántas respuestas.

Hombre en las escaleras

Monos que juegan en las terrazas, roban comida desde las ventanas abiertas, saltan entre árboles. Perros que dejan caer la cabeza con los ojos cerrados y uno encima de otro se duermen en escaleras de piedra. Ratones como vendedores ambulantes que corren de puerta en puerta pero sin llamar, por falta de educación creo. Vacas en busca de sombra se rascan contra las paredes, se lametean, me golpean con la cola y ocupan toda la callejuela por donde paseo en busca de un buen chai donde perderme.

Me perdí 15 días en las entrañas de la ciudad como otros muchos: flautistas, guitarristas jipis, tableros, recicladores de didgeridoo, místicos, pseudo-sadhus, bailarinas tradicionales, bailarinas tranceras, fotógrafos, documentalistas, editores, yoguis, …y aquí, un meditador.

El calor llega y la gente va marchando. Varanasi, corazón del norte desde donde peregrinos parten en busca de temperaturas más bajas. La ciudad se llena de turistas con la agenda bien apretada y los cursos terminaron.

Ghats de Varanasi

Si no has entendido nada es porque no has estado en Varanasi, y si has entendido algo es que llevas demasiado tiempo aquí.

¡Saludos!