Durante la boda que he explicado anteriormente, ¡tuvimos tiempo para hacer de todo! Fueron los 2 días más intensos que he tenido hasta el momento. ¡No me dejaron parar ni un momento! ¡Entre caminatas y explicaciones terminé destrozado! ¡A tope! ¡Suerte del catering de la boda! Me trataban como a un rey, hasta algunos invitados me lo comentaron; el servicio me tenía mimado, no paraban de echarme comida al plato (mejor dicho, hoja de banano) y me miraban como a un mono en el circo… ¿serán mis encantos latinos? ¿O mis canas a lo George Clooney?

Templo en Madurai

Hasta la fecha, fueron los días más intensos en la India; boda y turismo en el mismo pack. La boda se hizo en Madurai, ciudad con uno de los templos hindúes más grandes de la India (¡y sí que lo era!). Aprovechamos los recesos para ir a ver templos hindúes de la zona: Azhagar Kovil y Thirupparankundram.

Templo Thirupparankundram

Al primero de ellos fuimos el domingo, día festivo aquí también, así que nos chupamos 45 minutos de autobús, desfase, apretujones, pisotones, gritos, música, sudor y ¡olé! ¡Estaba a petar! Suerte que de un primer templo, donde también está el mercado (todo a petar, claro), hasta el segundo y más bonito hay una caminata por el bosque siguiendo un riachuelo. El camino está lleno de monos, así que me sentí como en casa, con mis amigos alrededor :P (soy la monda). Hay que decir que los monos son listos, no como nosotros que íbamos comprando comida mientras subíamos, con lo que los monos nos la robaban rapidísimamente. Yo me dejé la primera y sudé de comprar nada de comida en todo lo que faltaba de caminata, pero mis compañeros iban comprando comida para que la probase, ¡pero no me llegó ni a la punta de los dedos!

Monos en el camino

El último templo era más grande, hasta tenía una piscina donde dar de comer a los peces que allí se refrescan (¡qué caloraza que hacía!). También tenía una escuela-internado de sánscrito con los mozos vestidos de amarillo (color considerado sagrado por la tradición hindú). Interesante también un dios al que le tiraban como miga de pan húmeda, símbolo de buena suerte, como me explicaron. Las fotos no salieron bien por falta de luz, pero ¿os podéis imaginar una estatua de 1.5m repleta de pelotitas blancas? ¡Jajajajaja!

Todos estos templos son como laberintos, con cuevas de diversos tamaños, una para cada dios (¡y como tienen pocos!). Tienen también un olor especial por el uso de inciensos y velas, pero todos muy agradables de ver, sin puertas cerradas ni ventanas.

¡Y no veáis el pedazo de templo que tienen en Madurai! El Templo Meenakshi; ¡enorme! Pero no dejan hacer fotos… ¡ooooohhh! :( Igualmente, ya estaba muy cansado como para sacar la cámara, así que me fue de perlas el paseíllo.

¡Saludos!