¡Al fin abandoné Chennai! Después de pasar 2 semanas en la ciudad, bajé al centro-sur de la península para mi primera boda tradicional hindú-brahmánica. El sitio: Madurai, una ciudad más tranquila que Chennai, aunque igual de liada, como pienso que son todas las ciudades indias. Salimos de Chennai en autobús cama el sábado por la noche para llegar a Madurai temprano por la mañana (lleva un tiempo acostumbrar el estómago a la conducción india, pero al fin dormí).
Después de pasarnos por algunos hoteles de la zona cercana a la estación de bus/tren, fuimos a parar al mejor de todos: ¡el hotel rosa por excelencia! ¡Me sentí como una reina! ¡Todas las paredes rosas! Desde fuera parecía un hotelazo, pero cuando vimos que no tenía ni ducha y que un cubo lo sustituía… pero bueno, se dormía bien, que al fin y al cabo eso es lo que queríamos.
Nos dirigimos para el community hall que habían reservado para la boda con el autobús local lleno de gente (hasta colgada de él), pero como me contaron, era hora punta (¿cuándo no es hora punta aquí? ¡Siempre está todo a reventar! ¡Siempre los veo igual!). Pero algún día hablaré más extensamente sobre los medios de transporte en la India.
En el caso de esta boda particular, la duración era de 3 días, de domingo a martes, y recuerdo que era tradicional, así que ¡3 días de actos tradicionales, olvidaos de barra libre y la Macarena india! La gente iba entrando y saliendo a su antojo. Hasta el cámara y el fotógrafo se lo tomaron con mucha calma, ¡y suerte del cámara con su foco halógeno que me daba luz para ir tirando fotos! Todos los invitados en la sala mayor sentados en sillas de chiringuito de playa azules y rojas, eso parecía el campo del Barça (me sentí como en casa :P). Mientras tanto, la celebración tomaba sitio en un escenario decorado con flores de plástico (como para durar 3 días, ¿no?) donde iban pasando los “personajes” principales del evento (¡al final todo Cristo pasó por allí!).
La tradición cuenta (los rasgos principales, vamos… bueno, ¡lo que aún recuerdo!) que el hombre tiene que ir a buscar a la mujer a su pueblo para ser presentados a la familia de él. Una vez juntos, hacen un pequeño juego de salutación donde se intercambian flores. Una vez introducidos en familia para poder ser esposados, la mujer debe de ser de la misma casta que el hombre, así que si no lo es, esta debe de ser desligada de su casta e introducida a la nueva casta con la aceptación del padre de esta (es lo que tiene esto de ser Letizia Casta).
Como un casamiento es una unión tanto en lo bueno como en lo malo, la tradición marca que se deben repetir los momentos antes de la boda, así que se bendice la comida que se va a comer, los hijos que se van a tener y hasta las peleas que pueden haber. Aquí es donde entra la acción del suegro de él, que hace de mediador en las disputas matrimoniales.
Seguro que me dejo más cosas por explicar porque no me acuerdo de todo, y al ser una boda tradicional en un país tan tradicional, TODO tiene un significado o es un símbolo, pero continuaré… El matrimonio en sí es un intercambio de colgantes de oro que deben llevar de por vida (como los anillos cristianos), entre otras cosas; para él, un conjunto de hilos de algodón que de 3 en 3 simbolizan alguna cosa: mayor de 18 años, casado, un hijo… (en este orden, claro). Así que para la boda, el hombre lleva un conjunto de 6 hilos colgando del torso. Junto con estos hilos, también se colocaba un trozo de piel de animal que variaba en consonancia con el tipo de casta. Estos y otros símbolos ayudaban al reconocimiento de la persona en caso de muerte, cerrando el círculo de posibilidades (o alejándolo en caso de ser un mentirosillo).
Volviendo al intercambio de símbolos entre marido y mujer; a ella se le ponía un anillo en un dedo del pie (aquí no es una moda pasajera, aquí es tradición) para que el marido pudiera reconocerla. En la antigüedad, los hombres solo podían mirar a los pies de las mujeres y por eso el anillo, para poder reconocerlas… alguno un poco ciego seguro que había ;)
Lo que sigue después ya no lo sé porque solo pasé 2 días en la boda, pero ya basta de tradicionalismos, que debéis tener la cabeza como un bombo, ¡como terminé yo! Y es que aún estaré MUY agradecido a todos por todo; me estuvieron explicando todo paso por paso mientras pasaba, a la vez que me pedían fotos aquí, fotos allá… ¡una locura, vamos! Eso sí, todo el mundo domina de fotografía y me explicaban cómo tomar las fotos. No creo que entendieran en ningún momento lo que estaba haciendo con la cámara. Terminé los dos días con saturación de información y dolor de cabeza… ¡y es que una celebración tradicional en un país tan tradicional es tela marinera! Y claro, cachondeo, ruido, niños, música, cánticos brahmánicos… ¡un no parar, vamos! Pero nada de alcohol ni bailoteo loco, muy seriote todo para mi gusto. Eso sí, capté la atención de todo el mundo (¿sería por mi cara descolorida?).
(¡Vaya rollazo que os he pegado! ¡Jajajajaja!)
¡Saludos!